Una o quizás la principal cosa de vivir y que permite estar bien o salir del estado de estar mal es haciendo cosas, sin importar o quizás sin limitarse con el resultado perfecto, simplemente activar el deseo de hacer, de proyectar, inventarse una motivación.
Hay momentos en que lo cuestiono también, me miro y miro el entorno, a veces me parece muy neurótico todo, al punto de lo insoportable, todo el día ruido y apuro, lleno de imágenes y sonidos, interna y externamente y que nadie esté quieto ¿Por qué? y ¿Cuándo se está quieto realmente? Ni en el dormir: soñar también es hacer. Muchas veces escribo mis sueños, los leo y releo a destiempo y me sorprendo al reconocerme. Soñar, observar y contemplar también es hacer. Que no se me olvide.
Hace casi 20 años me gradué con mi tesis de diseño gráfico, diseñé un juego de naipes para niños con sordera. Mi hijo en ese entonces de pocos meses de edad, no despertaba con los ruidos fuertes, me asusté y pensé en los niños que no oyen, qué pasa con el sonido, cómo aprenden el lenguaje. Conmueve cuánto amor hay en esos padres que le enseñan a comunicarse a un hijo que no oye. Emociona el hijo en su lucha.
Suelo guardar mis procesos, me los llevo conmigo. Se encuentran en el diván.
Hace más de un mes (lo hago regularmente), revisé mis cosas. Saqué del cajón mi proceso de tesis: una pila de dibujos, collages, escritos, correcciones, pruebas impresas, el borrador de la tesis corcheteada para juntar las caras. Todo esto debido a que sentí que volvía a graduarme de diseñadora al diagramar una novela enorme que me tomó varios meses. Estoy haciendo un curso de publicaciones digitales, que va en tres etapas, la primera era maquetear en indesign, de ahí el ebook y el ebook avanzado. Estoy casi terminando mis estudios. Reaprender indesign o reaprenderlo de manera formal con un profesor, porque en la Universidad no lo vi y aprendí sola, sentí que regresaba a la escuela.
Al terminar la novela por encargo, recordé la vez que expuse mi primer anteproyecto de tesis (era otra idea similar) ante la comisión y una de las profesoras me dijo: ¿Por qué no te dedicas mejor a otra cosa? Pedí cambio de profesora guía. Busqué al salir de la sala a mi nueva profesora que fue un gran apoyo. Mi vida en esos momentos estaba crítica. Llegué de vuelta y mi madre lloró al verme. Las palabras, los hablantes y oyentes, los que tenemos el privilegio de emitir sonidos coherentes, podemos afectar tanto al otro, pero entiendo, no he estado inmune a eso y no lanzaré piedras, es arduo el trabajo de ser.
A días de terminar la novela y que se fuera a imprenta, desplegué los papeles en la mesa, armé cuadernillos, hice una tapa simple, pinté otros papeles para armarlo, y me sentí titulada, con creces, internamente, esa sensación de si me estuvieran viendo nuevamente y decirles y decirme ¡Ven que puedo, ven que quiero!
Creo que lloré en esos días. Otra de las cosas del hacer: emocionarse.
Me dio alegría ver que en una de esas páginas andaba boceteando cajas.
Hay algo que insiste en manifestarse.
Me traje hace muchos años una caja de dulces Ambrosoli que tenía mi abuela Aurora en Barrancas, San Antonio. En la salita que estaba al lado de los dormitorios, habían muchas cosas que eran de mi abuelo Manuel, que murió en el año 1992. La cajita contenía 6 bolsas llenas de estampillas, dentro de cada una de ellas una lámina de cartón escrita con su letra: Estampillas chilenas corrientes (cantidad) – 1050. Me genera ternura imaginarlo sacando con cuidado la estampilla del sobre con el vapor de la tetera, pensarlo en la cocina, mientras mi abuela tal vez lo observaba de lejos, o entre los dos, y tal vez muy en silencio, poniéndose de acuerdo quién la afirma y quién la saca. Antiguamente se escribía, se correspondía en otros ritmos. También lo imagino llamando por teléfono, o cuando iba de visita, y aprovechaba de pedirle a sus amigos, o la primera vez que les contó que él las coleccionaba y encontrar en ellos otra alma filatélica.
Campaña Nacional Forestal
El mundo de los coleccionistas me tocó sólo en mi adolescencia cuando junté estas cosas que le dan los famosos a los fanáticos… dedicatorias, cartas, cómo es que se llama? Autógrafos. Eso. Después con mi paso a la adultez, boté el cuaderno lleno de estas firmas de personas que no conocía realmente.
Ahora, me encontré, por tener tanto tiempo disponible, con las estampillas cara a cara. Durante la primera semana de mayo las estuve clasificando y reordenando.
En este periodo de confinamiento, me traje un álbum a medio hacer desde el taller, sólo el cuerpo, sin las tapas, y lo miré, hice el cruce y fue el primero en ser llenado con varias de las estampillas. Varias del mismo tipo ocuparon una sola página, como queriendo reflejar lo acumulador del coleccionista.
Primeras páginas del primer álbum.
En la próxima entrada escribiré más sobre la gráfica en el diseño de estampillas y las encuadernaciones que hice, me queda un último álbum por hacer, aparte del tradicional tapa dura, hice otros dos más pequeños con estructura de pliegue y hojas desmontables, que me alegraron mucho.
Mientras, dejo una pequeña selección de estos carteles en miniatura, con distintos estilos gráficos, que hablan de grandes momentos en la historia de Chile, de la importancia que se le daba en esa época a la producción nacional, los medios de transporte, eventos deportivos mundiales, campañas sociales.