Donde habito. Donde sigo habitando

Donde Habito
Octubre, 2018

Donde habito, desde hace cuatro años (en la torre 5 de la remodelación San Borja, eje importante de Santiago centro), están dos de los servicios que más adolece y necesita el país: salud y educación: La posta central, la clínica de la Universidad Católica, la Facultad de Arquitectura, la Facultad de Economía de la Universidad de Chile, la Casa central de la Universidad Católica.

En el sector de avenida Portugal por donde transito más a diario, se ubican locales comerciales, dos supermercados: Santa Isabel en calle Diagonal Paraguay, y Unimarc que está pasado calle Marcoleta al llegar a Alameda. Está el Banco Santander frente al Santa Isabel. Hay farmacias por toda la avenida, y la botillería y almacén que están bajo la torre 5 miran a la Plaza El Pedregal.

Para mí, aún es agradable caminar todos los días por mi barrio, camino a calle Jofré a comprarle comida a mis gatos, y a veces a donde mi amiga Paty en calle Fray Camilo Henríquez con Viollier, pero el tramo que más uso de lunes a viernes, es cuando voy a mi taller por las tardes: Cruzo pasando la torre 4 donde está la librería de arquitectura hacia la placita que rodea la torre 3, para pasar por la entrada al metro Universidad Católica y de ahí cruzar y caminar por calles Lastarria, Merced, José Miguel de la Barra y Monjitas para llegar a la esquina de Mac Iver. Mi padre me sugiere siempre volver más temprano, encuentra peligroso que regrese sola, él vive en la comuna de La Florida, le han robado tres veces su auto fuera de casa. Tiene alarmas, subió el cerco. Donde vive es un barrio bonito residencial.

Siendo precavida, evito casi siempre caminar por Alameda de noche, mis hijos también y acortamos camino zigzagueando por los lindos sectores que relaté hasta llegar a la entrada de la torre 5. Por estos sectores, sólo he visto fuera del metro Bellas Artes personas que también viven en la calle. En Lastarria he visto a veces a alguien pedir dinero fuera de la iglesia. Cuando camino de regreso a eso de las 10 de la noche a mi hogar, todo Santiago cambia, el supermercado a veces está por cerrar, evito cruzar por la torre 3 y pasar por esa mini placita que está cerquita de la entrada al metro Católica. Casi siempre ese paso está a oscuras. Casi nunca decido pasar por la entrada hacia esa placita y paso por la entrada del lado derecho de la torre, donde cruzan más personas por una escalera bien pequeña, también a veces oscura. Toda la antesala al ingreso al metro está a oscuras. Son raras las veces que se ve iluminación. Eso genera inseguridad, y a veces no pasa nada, es la sensación la que perturba.

Así que a veces me doy la vuelta larga, y paso por Portugal y entro por las escaleras grandes para cruzar por la Plaza hacia la torre 5. Mis hijos optan por lo mismo.
Camino por el medio, las personas que duermen bajo el techo del supermercado habitan ahí, a veces está todo tranquilo, el viejito solito con su carro, otro con colchones, y a veces un par de carpas, en otras no está tan tranquilo, y hay gente en la plaza bebiendo, riendo, hablando fuerte, llamando la atención, si fuera España, se llamaría botellón, estaría de moda y no llamaría la atención de nadie.

Pero estamos acá, en Chile, en esta plaza de cemento de Santiago, donde a veces se escuchan peleas, donde he visto violencia, en este lugar que podría ser más cultural y productivo, tan variopinto, como se ven los fines de semana con los chicos que bailan k-pop, y que pareciera tuvieran un acuerdo implícito con las personas que viven bajo el techo del supermercado, porque en el día acomodan sus colchones, guardan sus carpas, y estos chicos bailan sin parar bajo el mismo techo. Mientras otros vecinos colocan un cordel desde la pasarela para jugar voleibol, y lo único que se escucha durante el día es eso, juego y baile. Pero parece que hay personas a las que también les molesta aquello.

Esto lo digo, porque el lunes 22 de octubre recién pasado, fui a la reunión con el alcalde en la torre 12 de la remodelación San Borja, donde se trataron distintos temas, una especie de mini rendición a la comunidad. Después algunos vecinos pudieron hacer sus consultas por micrófono, y para mi sorpresa, vaya, aún no puedo encontrar normal opiniones de personas que dicen sin remordimiento que para lograr erradicar a los que viven en la calle, inundan el suelo con agua y después con cloro, ¿Qué mentalidades surgen a nuestro alrededor como los dichos de otra vecina molesta sobre la entrega de carpas tan lindas a las personas indigentes (si, esa palabra que gusta tanto decir a las personas decentes), que ya se las quisieran. Hasta qué punto las autoridades no toman en serio y adoptan medidas efectivas, para que vecinos no caigan en la desesperación y tomen medidas poco lúcidas con respecto al problema generalizado del tema seguridad.

Varias torres han decidido agruparse y cerrar sus espacios comunes desde hace años. Imagino que la sensación de inseguridad era parecida a lo que ahora sucede en el emplazamiento de la Plaza El Pedregal. Tal vez fueron de a poco los vecinos colocando un perímetro de rejas, para ir desplazando a los que perturbaban su tranquilidad. Y es eso, se va desplazando. Pienso en el barrio y lo complejo de poder gestionar pensando en el bien común, pensando a largo plazo y no en el corto, colocando cercos y más rejas.

Es difícil imaginar que lo que perturbe por arte de magia desaparezca, está siendo muy utópico soñar con una buena educación para los sectores más vulnerables, un buen servicio de salud mental estatal, que vele por las personas de la calle y reinserción laboral.

Pienso la Plaza iluminada, imagino una biblioteca comunitaria debajo del techo del Unimarc, que la botillería cierre más temprano, que la venta de alcohol en los supermercados también terminara antes, imagino la plaza verde.

Donde sigo habitando
7 años después

Hay rejas por toda la manzana, se eliminó la botillería, a petición de varios vecinos, un par de vecinas bajan diariamente a las 21:00 a cerrar las puertas de la gran reja, porque lograron con la municipalidad los votos y el dinero para instalarlas. Me uní al grupo de whatsapp de los vecinos recién este año, evité hacerlo por tanto tiempo. Aunque hay rejas, pareciera que nunca se conforman, algunos vecinos cumplen el rol natural de vigilantes, denunciantes y alarmantes. Son voluntariosos.

Ya no baila nadie en la plaza, menos jugar a la pelota, menos ver grupos reunidos por más de media hora. La remodelaron hace unos años, hay más cemento y se inunda en invierno. Ante cualquier sonido de manifestación, alertan y bajan a erradicar posibles entradas al espacio enrejado y público. Cerró el negocio de reparación de ropa, se instalaron locales de comidas rápidas, cafeterías y colaciones.

Siempre van rotando los grafitis y murales, desde siempre. Ahora, imagino, que todo ese baile y juego de niños suceden en el parque del lado, que también hace años está enrejado y que se cierra a la misma hora. Ahí, años atrás, mataron terriblemente al joven Zamudio. De noche, una vez a la semana, se escuchan bengalas o petardos, ¡llegó la droga! le digo a mi hijo en son de talla, normalizando el tráfico. Mis padres se fueron a vivir a la costa de San Antonio. Mi taller ahora está en donde habito. Voy a la feria de Jofré viernes por medio antes de almuerzo. Mi amiga Paty se fue a vivir a Huilo Huilo, al sur de Chile. Hace unos meses estoy de pasante en el departamento de restauración y conservación de la Biblioteca Nacional, tercer piso. Es tres veces más grande que mi departamento. Me robaron el celular en la calle a la semana de ingresar, no me di cuenta. Hay una persona que duerme en el escalón a la entrada de la Biblioteca. Los de mantención la riegan temprano por la mañana. Hay personas que duermen a la entrada del metro católica, otras duermen en las orillas del techo del conjunto de locales de la plaza, que fue el suelo de las antiguas pasarelas verdes, donde ya no hay pasto.

Con los años, cruzando de tarde la Alameda, saludo a Pedro, que me recibe al entrar tantas veces en el bar Cantábrico, por las mañanas saludo a Manuel y los chiquillos de la librería, a veces me topo con conocidos, les sonrío, a veces cuando coincidimos miradas, saludo al señor que canta todo el día música antigua con micrófono para no aburrirse en su diminuto local de llaves, nos saludamos levantando nuestras manos con el señor de las colaciones, converso de más cosas con los cajeros del Unimarc, a la entrada de la torre 5, donde sigo habitando, hay un sin fin de plantas en maceteros, al entrar al departamento en el piso 18 me recibe mi gata Aurora con un ñau, mi hijo me habla de sus clases de informática, y tengo la esperanza en la diversión humana al escuchar cada cierto tiempo en el piso de arriba, el sonido con cierto ritmo de las patas del catre, cuando el vecino tiene sus encuentros.

Torre 5, barrio San Borja
Santiago de Chile, octubre 2025

Nota:

Estos escritos se relacionan con las dos obras que están al inicio. Las estoy exponiendo juntas, el 7 y 8 en el Festival de arte contemporáneo Santiago Sur (Casona Cultural de San Miguel) organizado por Fundación en Obra y este fin de semana del 20 y 21 de diciembre en Espacio Londres, Exposición colectiva de arte Hipervínculo, celebrando el Festival de aniversario de Mercado Londres..

brazo de reina

Hace unos días le conté que soñé que llegaba a casa de mis padres y mi hermano estaba molesto, porque mi padre había sacado con la mano un trozo del brazo de reina que había hecho mi madre. A mí no me sorprendía.

La mesa estaba llena de diversos pasteles que ella había hecho. Tal vez porque el tema se me ha hecho recurrente, y ando pensando en lo noble que es la harina y hacer pan, en conectarme con mi abuela Lupa, su madre y esa herencia de muchas mujeres de antes, que cocinaban, a diario, mucho y, para más remate, rico y que, sin querer queriendo, formaban una especie de reinado, o era así la forma de creer y querer reinar en una casa machista, a través del total dominio del alimento.

Hoy se cumple otro natalicio de Gabriela Mistral, y me acordé de una ilustración que hice hace un par de años y en ese tiempo tenía ganas de liberarme, tal vez liberarme de la cocina, cuestionándome nuevamente lo hogareño, y me inspiré en esa poesía que en el colegio se nos enseñaba y que después teníamos que recitarle a la profesora. Todas íbamos a ser reinas, como una premisa, una promesa rota, como ese trozo propio que falta, que otro lo quitó, y se desea recuperar en el pastel o haciéndolo. El trocito de brazo de reina.

compañerito lindo

A Rodrigo

Me estoy agachando. De eso me doy cuenta antes de ponerme a escribir y me enderezo. Hace una semana le comentaba a Pamela que siento que acepté que se me fue la juventud física, que ya eso no regresará y que estoy envejeciendo, tomando conciencia que empieza el camino de regresar a donde tiene que irse, aunque queden varias décadas. Si antes, cuando joven, pensaba que la muerte me llegaría de vieja, hace un tiempo ya que le vengo teniendo respeto, por no decirle miedo. Hoy volví a preguntarme tantas cosas, y también a quedarme quieta ante la muerte. 
Hoy me di cuenta, en la banca de la iglesia, que me estaba agachando, pero puedo aún volver a enderezarme. 
Ya van unas horas que despedimos con tantas personas en la iglesia a Rodrigo Moren, compañerito lindo de la Universidad y amigo librero de la naturaleza. Pienso en él y digo compañerito lindo.  Mientras caminábamos de vuelta con Cristian y Pame, ya yéndose la carroza rumbo al cementerio, les comenté que mientras se hacía la misa, yo me imaginaba a Rodrigo enamorado, me dio tanta ternura y lo imaginé amando a Vero, a sus hijos, a sus libros, a su querida librería, con toda su entrega iluminando vidas. Creo que él era de esas personas tan escasas, como un animalito protegido por la naturaleza, donde habitaron en él el gesto y la palabra de amor, al mismo tiempo. En cada encuentro, a lo largo de tantos años que pudimos coincidir siempre fueron llenos de cariño y así él fue con tantas personas, de eso nos dimos cuenta hoy en la iglesia repleta y en los cientos de mensajes de despedida que leí publicados en la red. Es lamentable sentir que la vida se le va tan bruscamente a un hombre bueno, por más palabras de consuelo que aparezcan al despedirlo, imagino encontrarme con él ya viejitos y decirnos ¡Estamos igual, sólo que más viejos!
Fuerza a Vero, fuerza a su madre, fuerza a sus hijos, fuerza a sus mejores amigos, familiares y seres queridos. Fuerza a su bella familia: librería Libro verde.
Gracias a la vida por haberme encontrado con Rodrigo.

Día siguiente

Hace un poco más de un mes del día en que presenté mi primer libro de poesía, entre tantas cosas que pasan, las cosas cotidianas del hogar, de mis trabajos de reparación de libros, ir a ferias, ver series y películas asiáticas, hacer cuadernos, el almuerzo, juntarse con los amigos, volver a terapia, anotar sueños, tratar de arreglar el dolor del cuello, controlar mi tiempo mirando las redes, descansar con Aurora, regar las plantas, idear, tratar de dormir bien. Aprender japonés.

Para las fiestas patrias, me preparé para estar sola: hice empanadas, compré cervezas, un vino, maní con pasas, queso crema y galletas, todos los días previos me venía a la mente mi abuela feliz, nuevamente esa cosa de hacer algo artístico con esa señora que era compleja y musical. Pero más que eso, las imágenes de los negativos de su juventud que atesoro, fotos de ella antes de casarse, sonriendo, disfrutando. Así que toda esa semana donde en Chile se decreta feriado largo, me puse a hacer cianotipias de ella recostada en el cerro con sus amigos, arriba de una bicicleta, muchas de la misma, sola, con amigas, con un amigo. Varias se velaron, me gustó estar en eso.

He recibido buenos comentarios de los amigos y conocidos que han podido leer mi libro. Mandé de regalo a mi buena amiga Motoko en Japón, a su amiga María José al sur, a Florencia en San Antonio. En estos días mandaré a Vinka a Viña del mar, a Lee en Londres, y quiero que mi libro viaje mucho, así parte mía viaja también. He sentido timidez ir a hablar en otras librerías a ofrecer mi libro y mi cabeza pensó, en octubre voy a ir a visitarlas. ya empezó octubre, y acá estoy, escribiendo sobre.

Hace más de un mes, casi dos, empecé a ir a un taller de chigire-e y descubrí que coincide con mis primeros trabajos de ilustraciones y me confirma que siempre-siempre eso que está dentro, lo que gusta, estimula, eso vuelve, reaparece: lo busco y me busca. Estoy contenta, creo que si bien asumo que tengo esa ansia por terminar una serie buena que recién comienzo a ver, con esto de estar aprendiendo el idioma japonés con Motoko hace un año, de mis ganas de conocer su cultura, de tener alguna oportunidad real de estar allá por un tiempo, de estar con ella, abrazar a sus gatos, escuchar el idioma, comer rico, ir a algún taller del papel, observar una técnica milenaria, de hacer obra, visitar ciudades, ir a algún boliche, sucucho, dormir y regar plantas japonesas, de hacer y no hacer tanta cosa. Esto a que me dedico, del trabajo lento de este oficio, me ayuda a equilibrar esa parte mía impaciente. Espero no darme ni cuenta del tiempo cómo pasa, y esté cruzando al país del día siguiente.

Nota:
Mi libro se llama
¿Por qué los gatos se acuestan conmigo?
Las tentaciones de Penélope ediciones
Santiago, 2024

A la venta en Librería Libro verde $8.000

Hoy vi llover de lado y recto
en un mismo lugar y al mismo tiempo
Llovía hasta la torre donde vivo
más específico
hasta la fila de departamentos donde vivo
En línea recta, en diagonales tupidas
sol, sombra, nubes,
lluvia suave
llovizna
eso era
La primera llovizna
un rocío tardío
La gata miraba como yo miraba
fui a contarle a mi hija, la traje a la ventana.

Cada cierto tiempo volví a mirar
y volví a coser las hojas
Es tan rápido cómo pasa la tarde
la luz, el color de la luz de mayo
ver esas líneas
Nunca había visto diagonales de lluvias paralelas
tan desde arriba y no era el comienzo
Nunca habían llegado solo hasta acá.

Los escritos visuales

Estoy reordenando el sitio, casi siempre lo hago a principios de cada año. Decidí conservar en esta entrada una poesía ilustrada y unas prosas que estaban en el menú Pie de página que acabo de quitar del sitio. Las entradas de ahora en adelante pueden encontrarse en la categoría Blog, uniéndose con las antiguas. Las entradas, los blogs, son siempre pies, piernas, brazos, boca, es toda mi parte escrita que no está sometida a las descripciones técnicas de mis trabajos en encuadernación, diseño y artes visuales. Un poquito más de libertad en el orden.

Vivir en un campo/2022

Poema que forma parte de serie poética En el sector. 2021. Corregido e ilustrado en marzo 2022.


Selección de tres escritos que son parte del libro digital Cuéntame una foto (Aire Libro,2013) Fotografías: Fabián Rodríguez.

Hacer

Una o quizás la principal cosa de vivir y que permite estar bien o salir del estado de estar mal es haciendo cosas, sin importar o quizás sin limitarse con el resultado perfecto, simplemente activar el deseo de hacer, de proyectar, inventarse una motivación. 
Hay momentos en que lo cuestiono también, me miro y miro el entorno, a veces me parece muy neurótico todo, al punto de lo insoportable, todo el día ruido y apuro, lleno de imágenes y sonidos, interna y externamente y que nadie esté quieto ¿Por qué? y ¿Cuándo se está quieto realmente? Ni en el dormir: soñar también es hacer. Muchas veces escribo mis sueños, los leo y releo a destiempo y me sorprendo al reconocerme. Soñar, observar y contemplar también es hacer. Que no se me olvide.

Hace casi 20 años me gradué con mi tesis de diseño gráfico, diseñé un juego de naipes para niños con sordera. Mi hijo en ese entonces de pocos meses de edad, no despertaba con los ruidos fuertes, me asusté y pensé en los niños que no oyen, qué pasa con el sonido, cómo aprenden el lenguaje. Conmueve cuánto amor hay en esos padres que le enseñan a comunicarse a un hijo que no oye. Emociona el hijo en su lucha.

Suelo guardar mis procesos, me los llevo conmigo. Se encuentran en el diván.
Hace más de un mes (lo hago regularmente), revisé mis cosas. Saqué del cajón mi proceso de tesis: una pila de dibujos, collages, escritos, correcciones, pruebas impresas, el borrador de la tesis corcheteada para juntar las caras. Todo esto debido a que sentí que volvía a graduarme de diseñadora al diagramar una novela enorme que me tomó varios meses. Estoy haciendo un curso de publicaciones digitales, que va en tres etapas, la primera era maquetear en indesign, de ahí el ebook y el ebook avanzado. Estoy casi terminando mis estudios. Reaprender indesign o reaprenderlo de manera formal con un profesor, porque en la Universidad no lo vi y aprendí sola, sentí que regresaba a la escuela. 
Al terminar la novela por encargo, recordé la vez que expuse mi primer anteproyecto de tesis (era otra idea similar) ante la comisión y una de las profesoras me dijo: ¿Por qué no te dedicas mejor a otra cosa? Pedí cambio de profesora guía. Busqué al salir de la sala a mi nueva profesora que fue un gran apoyo. Mi vida en esos momentos estaba crítica. Llegué de vuelta y mi madre lloró al verme. Las palabras, los hablantes y oyentes, los que tenemos el privilegio de emitir sonidos coherentes, podemos afectar tanto al otro, pero entiendo, no he estado inmune a eso y no lanzaré piedras, es arduo el trabajo de ser.
A días de terminar la novela y que se fuera a imprenta, desplegué los papeles en la mesa, armé cuadernillos, hice una tapa simple, pinté otros papeles para armarlo, y me sentí titulada, con creces, internamente, esa sensación de si me estuvieran viendo nuevamente y decirles y decirme ¡Ven que puedo, ven que quiero! 
Creo que lloré en esos días. Otra de las cosas del hacer: emocionarse.
Me dio alegría ver que en una de esas páginas andaba boceteando cajas.
Hay algo que insiste en manifestarse.

Llegaron las chiquillas

Saca cajo, cuna de perforación, telar.

Desde el 2011 cuando empecé a aprender encuadernación que encuentro tan lindo el telar y las prensas de madera. Acá en Chile cuesta encontrar (o a mí me ha costado), más bien son los colegas que pueden haberlas adquirido o heredado de encuadernadores viejitos, o que también las han mandado a hacer y a veces sin tanta fortuna, o las han conseguido desde fuera. Son más escasas que las prensas de metal. Si bien se pueden hacer encuadernaciones perfectamente sin telar o con telares de hilo de metal, el cajo siempre necesita de una maquinita que tiene placas de metal biseladas o en ángulo. Para las escartivanas y me imagino también cuando se hacen tantos volúmenes de hojas, la cunita aligera el proceso de perforado.

Hace años sigo a Alan @tarsiaalan, maestro ebanista mexicano, añorando algún día conseguir estas tres piezas de muchas otras, que fabrica en madera de haya.
Mi hija fue por trabajo el mes pasado a Salamanca, cerca de Guanajuato, y en marzo ya andaba ideando la forma de conseguirlas y coordinar la compra desde Ciudad de México (gracias por el favor).
Agradecida, le haré honor a tan nobles chiquillas (ya les puse nombre: las chiquillas, las nenas). Espero hacer mejores encuadernaciones. Tengo la sensación que se ha puesto una pieza difícil de conseguir en mi puzzle. Esa sensación de sentirse de verdad, cuando ya es así, pero bueno, lo sentí como tomar un café café, el de grano y no el café instantáneo.

Taller de encuadernación

Taller encuadernación

Estoy entusiasmada, a partir de este mes retomo las clases de encuadernación de forma presencial desde mi hogar/taller, desde que empezó la pandemia. Han pasado dos años y ya era hora. El año pasado me atreví con lo virtual y fue muy grato realizar durante un semestre clases online de técnicas de encuadernación inicial en el Centro Cultural La Barraca, y parece que ese formato llegó para complementar el aprendizaje de este oficio, porque funciona. También me atreví a ir a domicilio, me sentí muy bien.

El aprendizaje de este oficio, para quienes no tienen experiencias previas, consiste en ir desde lo más básico, como aprender a coser y plegar, hasta procesos más avanzados, considerando las aptitudes, necesidades y motivaciones de quien quiera aprender. Para aquellos que ya tienen conocimientos y dominan ciertas técnicas, la enseñanza consiste en aprender desde ahí procesos más lentos y de estructuras complejas y que no son tan difundidas abiertamente.

Hoy me preguntaron qué es lo que me ocupa, entretiene e interesa y respondí el mundo de los libros, y es muy agradable para mí poder ofrecer este aprendizaje, que quiero mucho y que vengo enseñando desde el 2014. Algunas de las técnicas simples que enseño con y sin adhesivo: tapa dura, rústica, ojal, puntada larga, copta, belga, kettle, tipo japonesa, tapas cosidas, etc. Otras que demoran un poco más y son más meticulosas como la encuadernación Bradel, encartonado simple, springback, triple tapa de Sobota, piel flexible, entre otras.

Hay tantos procesos como redondear el lomo, hacer cajos, bordar capiteles, realizar collages o hacer ventanas en las portadas, que permiten crear un portafolio, catálogo, poemario, libro de artista o un álbum de fotos con un sello propio. Este bello oficio reúne y es capaz de manifestar las inquietudes artísticas.

Clases presenciales

Horarios disponibles:

martes de 15:00 a 17:30 h.

miércoles de 10:00 a 12:30 h.

Valor: $25.000 cada sesión de 2,5 horas.

Clases online

Lunes de 15:00 a 17:30 h.

Valor: $25.000 sesión de 2,5 horas.

Clases a domicilio

A coordinar.

Para consultas y mayor información, envíame un correo a hechoencala@gmail.con o escríbeme por whatsapp al +56 9 82086404

Las chicas de las cajas

A veces nos decimos así!

A fines de julio o por agosto del año pasado, se contactó conmigo Daniel, recomendado por Carola Osorio, colega diseñadora y restauradora, para realizar cajas de conservación. Me comuniqué de inmediato con mi amiga Soledad Díaz de los Reyes (quien me ha enseñado sobre restauración de libros, cajas de conservación, y más! nos juntábamos siempre a seguir ñoñeando con este oficio los sábados prepandémicos) para trabajar juntas y Daniel también se había comunicado con ella antes. Así que estaba todo el camino esperándonos. De esas conversaciones iniciales ha nacido un trabajo que no vi venir, un agrado poder conocer y trabajar para Daniel y Claudia, del cual he aprendido mucho. Hemos realizado distintos tipos de estructuras de cajas: clamshell, bisagra y tapas separadas. He descubierto algo bonito, es un trabajo meticuloso y que es valorado.

Es el último día de febrero y en dos semanas más entregamos la última tanda de 15 cajas a Daniel, para un cliente que solicitó 80 en total, con tres formatos distintos, para guardar archivos, documentos, libros, dibujos, acuarelas.

Caja de conservación con sistema de bisagra.

Brevísimo registro del proceso de estos meses.

Las cajas están realizadas a mano, con materiales libres de ácido que permiten la conservación de diferentes tipos de archivos y documentos.

pd: llegamos a soñar con las cajas!